Estabilizadores de tensión - Tipos y usos 2024

Publicado por: Hiper Shops En: Protección eléctrica El: Wednesday, 9 de March de 2016 Actualizado: Tuesday, 5 de March de 2024

Un estabilizador de tensión, o regulador de voltaje, es un dispositivo que partiendo de la tensión de la red (nominalmente 230V en monofásica; 400V en trifásica), permite mantener una tensión de alimentación estabilizada, aún cuando la tensión de entrada sea más alta o más baja de lo normal. Según su tecnología, el estabilizador puede ser más o menos preciso en su regulación de salida, o disponer de una mayor o menor velocidad de respuesta ante las variaciones de tensión a su entrada. Es importante recordar que, a pesar de incluir ciertos filtros, los estabilizadores solo son recomendables para problemas relacionados con tensiones; fluctuaciones, tensiones altas o tensiones bajas. No se recomienda su uso para intentar corregir otro tipo de anomalías eléctricas.

Conviene aclarar que estos estabilizadores actúan sobre la tensión, por lo que no son estabilizadores de corriente o estabilizadores de intensidad, aunque a veces se denominen incorrectamente de esta manera.

A parte de la tecnología, que veremos seguidamente, dos son los parámetros que mejor definen un estabilizador: su potencia y su precisión:

  • Potencia máxima: es el máximo valor de potencia que pueden consumir los equipos que se conectan al estabilizador. Dependiendo de la tecnología del estabilizador, es posible que podamos sobrepasar puntualmente este valor. En todo caso, la potencia real sostenida de los equipos conectados deberá ser menor que este valor.
  • Precisión: es la exactitud con la que se estabiliza la tensión de salida. Suele expresarse en tanto por ciento (+-5%), de modo que cuanto menor es el porcentaje, mejor será la aproximación de la tensión de salida al valor nominal (habitual).

Tipos habituales de estabilizadores de tensión

No todos los estabilizadores de tensión funcionan de la misma manera. Según su tecnología, sus características principales serán distintas:

  • Estabilizadores electrónicos o AVR (Automatic Voltage Regulator). Se basan en el empleo de un autotransformador con varios puntos de trabajo entre los que se conmuta según sea la tensión de entrada. Su principio es el mismo que el del estabilizador que monta un SAI in-line. Habitualmente tienen tres modos de trabajo: normal (la tensión de salida es la misma que la de la entrada), boost (cuando la tensión de entrada es baja, se aumenta la tensión de salida) y buck (cuando la tensión de entrada es alta, se reduce la tensión de salida). Son los más económicos y su precisión es baja; típicamente en torno al 10-12%. Sus tiempos de respuesta son rápidos (menos de 20ms) y al usar un autotransformador incorporan el beneficio añadido de filtrar los ruidos de media y alta frecuencia, así como recortar los picos transitorios de sobretensión.
  • Estabilizadores electromecánicos. Se basan en el empleo de un autotransformador de variación continua sobre el que se posiciona una escobilla accionada por un servomotor. Su precisión es mucho mayor que la de un estabilizador electrónico, siendo su valor típico inferior al 4%. Su velocidad de respuesta es más lenta y depende de la velocidad del servomotor, que responderá más rápido a variaciones pequeñas y con mayor lentitud a variaciones grandes en la tensión de entrada. Al igual que los estabilizadores electrónicos, filtran ruidos y recortan picos transitorios.
  • Estabilizadores de estado sólido. A diferencia de sus primos los estabilizadores electrónicos, emplean TRIAC para realizar las conmutaciones y suelen emplear un número mayor de puntos de trabajo. Al no emplear partes móviles son más fiables, aunque menos robustos cuando se excede su potencia máxima.
  • Estabilizadores ferrorresonantes. Emplean un transformador de saturación como medio para regular el voltaje. Gracias a la propiedad de saturación magnética, estos estabilizadores se basan en un circuito resonante que produce un voltaje medio de salida muy constante. Este tipo de estabilizadores son muy interesantes gracias a que no disponen de componentes activos ni partes móviles. Son los más robustos y precisos. Proporcionan además un aislamiento galvánico entre la entrada y la salida. Además de un mayor coste, sus principales inconvenientes radican en su tamaño, emisión de un zumbido audible y gran disipación de calor. Su eficiencia oscila en torno al 90% cuando se emplean con cargas altas, pero puede llegar a ser inferior al 60% con cargas bajas. Por las citadas características, son más propios de entornos industriales que de hogares u oficinas.

Usos de los estabilizadores de tensión

Cuando se trata de proteger equipos sensibles o caros, la mejor opción suelen ser los estabilizadores más precisos. Si estos equipos son industriales y tienen grandes demandas de energía, buscaremos la máxima robustez. Si por el contrario hablamos de equipos domésticos no especialmente sensibles, será adecuado optar por una opción más económica.

Veamos algunos ejemplos:

  • Los estabilizadores electrónicos o AVR tendrán sentido para proteger equipos poco delicados y que no generen grandes demandas de energía. En general, cualquier aparato eléctrico o electrónico del hogar que no supere la potencia máxima se podrá proteger con un estabilizador de este tipo. Por ejemplo, televisores y equipos de AV, pequeños electrodomésticos, calderas, pequeñas bombas, etc.
  • Los estabilizadores electromecánicos tendrán sentido para proteger equipos más delicados o aquellos que generen grandes demandas de energía. En general, cualquier aparato eléctrico o electrónico del hogar que no supere la potencia máxima, pero también equipos industriales, bombas o motores. Este tipo de estabilizadores son también adecuados para su empleo a la salida de generadores o grupos electrógenos que no estén regulados.

En el entorno informático, los estabilizadores de tensión son adecuados para proteger los periféricos menos críticos y especialmente las impresoras láser. No son aptos para proteger ordenadores o servidores, porque al no disponer de baterías no pueden garantizar la continuidad eléctrica en caso de un fallo total en el suministro.

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